¿Y qué cuentas en esas 104 historias?
Digamos que hay un poco de todo. Podrás encontrar, negro sobre blanco, historias, sueños, anécdotas, viajes y sucesos varios de mi vida, entretejidas por palabras elegidas con orden y con(cierto) humor, amor y otros condimentos. Lo que sí te permitirá este libro, como ha hecho conmigo mismo, es conocerme mejor. Y entender mi manera de ser y estar en el mundo.
Mal está que yo diga que el libro es bueno, así que mejor te lo cuentan otros:
«Estoy encantado de habitar los refugios que escribes. Desde que tengo uso de razón, han existido obras que me han servido de agradables cuevas donde refugiarme del aburrido mundo real. En mi vida esas obras han sido pocas, no por mi exigencia, si no por algo que te une a ellas y las convierte en el combustible donde al arder te sientes un puñetero ser de luz.
Estos últimos días he vivido en tu libro, me he sentido muy cerca de ti; por mucho que no te conozca nada como para saber cómo o quién eres. Pero es que lo redactado en este libro está codificado en un nivel de franca y esencial confidencia, que crea algo muy peculiar»
«Yo sí conozco a alguien que tiene el “don” de la escritura. Y no lo descubrí en una librería, entre miles y miles de libros. No. Lo descubrí en una red social llamada LinkedIn. Escondido tras un título de arquitecto y camuflado entre asesores inmobiliarios en una zona de nuestra geografía llamada Pamplona. Iñigo consigue atraparte a través de sus publicaciones.
Es capaz de hacer que huelas ese césped recién cortado, justo al lado de la zona en la que jugaba de pequeño con su hermano. Y que sientas la emoción y el pánico cuando describe cómo corrían juntos delante de los toros en los Sanfermines. Llevando al cuello los pañuelos rojos más rojos que tus retinas puedan llegar a imaginar jamás.
Iñigo es escritor.
Y lo será haga lo que haga el resto de su vida.»
«Comencé a seguirlo porque tocaba temas que me han interesado siempre pero, sobre todo, por la forma desenfadada y natural con la que lo hacía, totalmente alejado de cátedras y sentencias, pero sin restar un ápice de profesionalidad y conocimiento.
El binomio humor-profesionalidad hizo el resto. Publicaciones brillantes, intensas e hilarantes algunas, y llenas de aprendizajes todas ellas, desafiando las altas esferas puritanas de la seriedad y el encorsetamiento y demostrando con creces (y enriqueces) que provocar la risa en cuerpo ajeno no sólo hace match de inmediato, sino que además te mejora como persona y profesional»
